martes, 30 de abril de 2013

Río Bernesga: un paseo en el tiempo

31 de octubre de 2012
30 de abril de 2013

Entre estas dos imágenes hay 180 días de diferencia y esto lo puedes ver porque hace 6 meses me propuse ir andando al trabajo. 3 km largos que por la mañana y con el fresquito de León se van llevando pero que como la vuelta con la barriga vacía era muy dura el propósito me duró más bien poco.
En el intento y como motivación externa ha perdurado un proyecto que pretendo cumpla un año, allá por el 31 de octubre. Este es el primer día que tengo constancia fotográfica de un proyecto que cada día se está haciendo más ambicioso.
La idea inicial fue sacar una foto con instagram cada día que fuera caminando al trabajo pero pronto comencé a parar en el parking unos minutos para, como dirían algunos, perder 5 minutos cada día para sacar una foto a un río... Total, ¿para qué, porqué? Es difícil de explicar; sólo podría explicar ¿para quien? y la respuesta es bien clara: para mí, para ti, para todos y para nadie.
La idea es sacar al menos 2 fotos cada semana aunque casi siempre encontrarás alguna más.
Pasaron los días y recopilando fotos de mi iphone me di cuenta que podría agruparlas en un blog para "ver el tiempo" algo que hoy en día es prácticamente imposible porque nunca tenemos o queremos tener tiempo...
Vista de hoy del otro lado del puente
Y sencillamente ese 24 de enero fue un acierto, Ahora subo cada día la foto al blog riobernesga.blogspot.com donde podrás disfrutar de pequeñas fotos todas iguales pero todas diferentes que en solitario no dicen nada pero que juntas forman un gran proyecto personal y hablan por si mismas: naturaleza y tiempo se entremezclan formando un todo, una vida con alma que refleja tantos sentimientos como quieras ver en tu pantalla de ordenador. Más tarde es probable que llegue algún video secuencia, o un timelipse prometido por @minipunk (cuando  encuentre tiempo) o alguna exposición.
Pero si le quitamos un poco de transcendencia te aconsejo que cojas tu ordenador (con la tablet o el móvil no lo verás igual) y ganes unos minutos de tu vida visualizando esas fotografías que te enamoren a primera vista y las compartas con tus gente y pienses y reflexiones una idea:
La felicidad completa se compone de pequeñas y cotidianas felicidades que tenemos tan cerca que no queremos ver.

Vista en pc del blog riobernesga.blogspot.com

sábado, 27 de abril de 2013

Lunes y miércoles spinning

Esta manolada va dirigida a todos los que alguna vez en su vida hacen o han hecho spinning, porque seguramente te verás reflejado.
Un día (siempre en primavera) te levantas, te duchas y cuando te pones  la ropa te das cuenta que definitivamente necesitas una talla más de pantalón o una talla menos de barriga. Y pones en marcha la máquina de la conciencia y decides ponerte a dieta y hacer algo de deporte o por lo menos no tanto sofing.
Por suerte siempre hay algún conocido experto en gimnasios y te recomienda el spinning: "para sudar y bajar kilos, lo mejor y menos aburrido es el spinning ". Y te lanzas a recorrer varios gimnasios a preguntar precios y horarios. (Es en este momento cuando te das cuenta que hay gente que tiene tiempo para todo porque los horarios son de lo más particulares).
Llega el primer día. Te armas de valor y te plantas en el gimnasio con la mochila recién comprada, la ropa, las zapatillas de anclaje a la bici; vamos todo el equipamiento a excepción del calzoncillo y los calcetines limpios que se te olvidaron en casa y no te darás cuenta hasta después de la ducha.
Cambiarse en el vestuario con rapidez y plantarte en la sala de spinning 10 minutos antes porque alguien te dijo que había que ir pronto para coger sitio.
Entrar en esa sala de spinning es como meterte en el cuarto oscuro, todo negro, bicis rojas y silencio expectante.  Buscas bici, todas aparentan ser grandotas y al subirte a una de ellas te das cuenta que hay que ajustar la altura del sillín. Abajo, la manivela está imposible de mover... A por otra. Te acomodas, miras al personal de tu alrededor y compruebas que hay de todo pero mayoría son veinteañeras en plena "operación bikini". Todo el mundo lleva agua y toalla pequeña excepto el menda (¡Nadie me dijo nada jolines!)
Entra la monitora con aire risueño y su botellón de agua, su toalla, mira al personal de la sala y pregunta si hay alguien nuevo; algunos parecen que se conocen de toda la vida. Antes de levantar la mano ya me estaba diciendo que era conveniente traer agua y toalla. Pues ala, ya todo el mundo sabe que el nuevo soy yo.
La gente comienza a pedalear y la música suena tan fuerte que retumba en esa barriga que en breve va a desaparecer (coño, si yo nunca tuve barriga, es culpa del tabaco, ¿quien no ha engordado al dejar de fumar?)
Calentamiento y estirar brazos, muñecas, espalda y comenzamos.
Lo mejor la cara indescriptible de entré satisfacción e ironía del monitor/a (hay dos y son hermanos y se les nota, unos días viene ella y otros él). Cuando comienza la cosa a subir de nivel comienzas a ver como las piernas flaquean, los brazos tiemblan y cuando hay que sentarse te quieres levantar y viceversa porque tienes el culo molido (por poco culo que tengas cualquier sillín es demasiado pequeño) y comienzas a darte cuenta porque se recomienda traer toalla: se duda y mucho porque cuando llueve se duda por la humedad, cuando hace frío por el contraste y cuando hay calor pues por el calor.
Agotamiento
Siempre hay un momento en la clase que podemos denominarlo "momento comparación" en el que de reojo te fijas en los demás para ver si van en el nivel indicado, si llevan el ritmo (lo del ritmo es exclusivo de los hombres: levantas la vista y siempre hay un arrítmico, no te ríes de él porque tu también vas al mismo ritmo, es decir, arrítmico). Y las mujeres... Las mujeres se pasan la clase mirándose el escote para ver si enseñan demasiado canalillo... Por Dios, ningún tío a 140 pulsaciones por minuto,  vestido, con menos de 50 años y montado encima de una bicicleta se fijaría en un escote por mucho escote que sea. Podéis estar tranquilas que no, que ese no es el momento y el lugar.
Pero llega el momento cumbre, el de máxima intensidad, el momento que todos esperamos, cuando estamos al límite, ese momento casi anaeróbico que la música suena más alto y las luces se apagan... Es el "momento olfato": apagar las luces y comenzar a oler mal... No a sudor no, a pedo a pedazo de pedo porque siempre hay alguien esperando ese momento. Momento ideal para aligerar la barriga. Y al encender las luces: todos con cara de "yo lo he olido pero no he sido". Gajes del oficio.
Y la música como mola: hay para el calentamiento, intervalos, progresivas, rodada, sprint, relajación... Como los monitores suelen ser ya con una edad digna, como el que escribe te reencuentras con canciones actuales: Papa americano, Telephone, She Wolf , Where are you etc, o de antaño ( Elois, Live is life, Ramala ding dong, etc.
Un pez llamado Wanda
Y llega el final de la clase, esos estiramientos de piernas, espalda y brazos para olerse bien el sudor de las axilas, como esa mítica película "un pez llamado Wanda" y comprobar que los tíos no nos doblamos nada y que tenemos más de mármol que de agua en nuestro cuerpo.
Siempre se finaliza con un fuerte aplauso (quien todavía conserve alguna fuerza) que nunca he sabido si es autodirigido, es a los monitores o al que se tiró la flatulencia y paso desapercibido.
Vestuario chicos
Bajar esos escalones para acceder al vestuario a pegarse una merecida ducha con 417 calorías menos (aproximadamente) y unos 'perros' de cuidado no es tarea fácil. Coger la mochila de la taquilla, sentarse a respirar más olorcillos y darte cuenta que no cogiste los calzoncillos de cambio, o la toalla quedó en casa, o no se dónde coños quedaron las chanclas, o los calcetines... Bueno si hablamos de champú, peine, colonia, etc... Bueno, ¿a que tío le importa esto?, lo que si importa es ver mientras te aseas como el síndrome del vestuario que todos los hombres sufrimos  es muy real:
 ¡¡¡TODOS LA TIENEN MÁS GRANDE QUE TU!!!
 Pero esto ya será para otro post. 

lunes, 15 de abril de 2013

Un puente nuevo de palos para San Jorge

Fases en la construcción
Que un pueblo o comunidad vaya en romeria para celebrar la fiesta del patrón o patrona es algo muy común en nuestra cultura, pero que para cumplir con la tradición centenaria haya que construir un puente, si un puente cada año sobre el río ería; eso seguramente no sea tan común.
Pues es lo que se hace en San Esteban de Nogales, un pueblecito encantador al sur de la provincia de León desde el siglo XXVII.
Cuenta la tradición que las gentes de Nogales querían tener su propia iglesia en el centro del pueblo (actual iglesia de San Esteban de Nogales) y no tener que desplazarse al Real Monasterio de Santa María de Nogales para oír misa pero el Abad del convento (que así es como le llamamos nosotros) y que a su vez era el amo de todas las tierras de Val de Aria (transformado en Valle del Eria y actualmente conocida como Valderia) se oponía a la construcción de una iglesia para el pueblo. Tanto insistieron los rudos sanestebeños que al fin el Abad accedió y dio su aprobación para que se construyera una ermina en honor a San Jorge (la orden Cistenciense eran devotos del santo)  pero no en el centro del pueblo sino al otro lado del río Eria para que quien como cuenta la tradición: "quien quiera ir a misa, que se moje el culo"
Es este el origen de tan peculiar, curiosa y a la vez bonita romería primaveral en honor a nuestro patrón San Jorge.
Un bando municipal cita a los vecinos del pueblo y forasteros que lo deseen a "hacendera" (o como también decimos: yera o era) para construir el puente de palos (humeros), ramajo, escobos y cesped en el río.
Con el lanzamiento de un volador comienza una jornada de sábado primaveral en la plaza del pueblo para repartir las tareas: Unos irán a recoger ramajo y escobos al monte, otros a la era a por césped que servirá de solado y los menos al río a montar una estructura digna de cualquier arquitecto o ingeniero.
En la actualidad para hacer el puente se cuenta maquinaria (retroexcavadora, motosierra, tractores etc.) pero hubo un tiempo no muy lejano que solo se contaba con una pareja de bueyes, unas cuantas hachas e infinita voluntad para conseguir lo que siempre se hizo: cruzar el puente para honrar al patrón.
En realidad el día antes el maquinista prepara el terreno en el interior del río realizando unas isletas porque este año el caudal del Eria es muy abundante y construir un puente de 75 metros es muy costoso y llevaría el tiempo que no tenemos por lo que con buen tino se realizan 3 pequeños que a la vez son más seguros y aguantarán mejor el venidero deshielo del Teleno, no siendo que pase como en 1956 único año que los viejos del lugar recuerdan que un día lo construyeron y al día siguiente se lo llevaron las aguas camino de Benavente.
La estructura se organiza al amparo de las certeras indicaciones de Lin que desde hace 23 años es el maestre de la obra junto con Gaspar. Los demás ayudamos voluntariosos, unos más y otros mucho más como Isidro el del bar de Tino que también parece que nació para esto y es que amigos míos no hay como haberlo visto desde niño para hacerlo tuyo.
Primero las estacas de sujeción, después las traviesas, a continuación las traveseras que con los ojos cerraos realiza días antes Argimiro, el de la sierra, como antes lo hizo su padre. Lo más complicado es colocar y sujetar el primer eje porque después del primero va el resto como un puzzle donde se necesitan todas las piezas y no sobra una. Una vez está la estructura se puntea los troncos que sujetarán el ramajo y los escobos. Se finaliza la obra con una cadena humana para colocar el césped (con la hierba para abajo) a modo de solado.
Parece fácil pero no lo es, todos saben lo que hacer y cada uno se organiza y colabora según se le indica, un año te toca ir al monte y otro cargar y trocear el césped. Desde luego para cualquier vecino de San Esteban es  es un orgullo colaborar alguna vez en la construcción del puente y mucho más si como un servidor nació allí al amparo de "la tia la roja"  que era una de las matronas del pueblo (San Esteban siempre ha estado muy lejos de León).
Sin duda es esta una de las tradiciones que más nos unen e identifican como pueblo y que todos hemos contado alguna vez lejos de é y siempre se sorprenden y preguntan como es posible que cada año nos juntemos para construir un puente de palos para cruzar un par de días el río y esperar la crecida invernal que se lo llevará en invierno casi con toda seguridad. Y a quien no le han preguntado alguna vez ¿porque no construimos uno de hormigón para siempre? Quien sabe si algún año no llegaremos a perder la magia que nos une y construyan uno para siempre. Si así fuera que aquí quede por escrito como en tantos otros sitios que desde siempre se construyó un puente sobre el río Eria para cruzas sus solitarias aguas (tiempo atrás se pescaban las mejores truchas de León). Cuéntalo y compártelo porque son nuestras raíces.
"Cuando un pueblo se une, colabora y trabaja en equipo,
es capaz de construir un puente en un día"

sábado, 6 de abril de 2013

Mérida bien vale un fin de semana


Mérida además de otras muchas cosas es un conjunto de piedras se han unido magistralmente y permanecen juntas siglos y siglos para deleite de los emeritenses y de todos los visitantes y turistas.
Pasear por las calles de esta ciudad y disfrutar de las maravillas que todavía ofrece esta Emérita Augusta está al alcance de cualquier turista con alguna inquietud cultural. Cierras los ojos y sus piedras te transportan mágicamente a otro tiempo, a otra cultura a otro mundo lejano y a la vez muy cercano.
Lo primero que nos sorprendió fue la magnitud de la crecida del río Guadiana que inunda todo el paseo y más que río parecía mar, el puente que empalma con el Kardo de la ciudad apenas podía abrir sus ojos por el caudal tan grande. Es primavera y ha llovido en toda España tanto como en los años en los que los mayores nos cuentan que llovía y nevaba de verdad pero siempre el visitante se espera una Extremadura seca y árida. Pues todo lo contrario; en ocasiones dudábamos si estábamos en Asturias o Galicia porque el agua fue el verdadero protagonista del viaje.
Templo de Diana de noche
Templo de Diana de día
Lo mejor de Mérida sin dudarlo fue encontrarnos por el antiguo decumanus en medio de la ciudad con el Templo de Diana: impresionante; colosal de día y magestuoso de noche. Te cansarás de sacar fotos desde todos los puntos y no dejarás de observarlo e imaginarte tiempo atrás a las doncellas sacerdotisas caminar entre sus columnas.
Está claro que el teatro, el hipódromo, el anfiteatro, el Arco de Trajano   y el Foro son las imágenes más conocidas de Mérida y quizás por eso no son tan sorprendentes como el hasta ahora desconocido templo de Diana o Artemis.
Los Milagros
Tan grandiosa debió ser la ciudad que hasta dos acueductos suministraban agua a ciudad:. No dejes de dar un paseo sin prisa entre los pilares del acueducto de Los Milagros y disfrutar de las tranquilas aguas del río  Albarregas.
En el Museum a parte de los fantásticos mosaicos te impresionará más la magnitud del edificio que los bustos, cuerpos desnarizados, pilares y cripta que más parece que ellos nos están contemplando que nosotros a ellos. La fantástica maqueta te dará una idea de lo que has visitado y te darás cuenta que de Casa Mitreo al hipódromo apenas hay 15 minutos andando o caminando (como quieras)
Las viandas que te ofrecerán son sencillas y con una elaboración tradicional: embutidos, carne de ibérico por todo los lados, migas del pastor y caldereta de lechazo, morcilla de Guadalupe y torta de Casar que es un queso de los más rico que he probado.
Si tu tiempo y la economía te lo permite no dejes de visitar a 90 km de Merida Guadalupe: un pueblo muy turístico con gente de ida y vuelta por todas sus calles pero con un grandioso y espectacular monasterio que te hará comprender la importancia y el poder que el clero tuvo tiempo atrás. Por 4 € te mostrarán muchas de sus riquezas y pocos de sus rincones pero merece la pena. Al finalizar la visita un Monje Franciscano con barriga de bonachón y con cara de si pero no, te enseñará la Virgen de Guadalupe y podrás adorarla en la capilla.
En Guadalupe hay demasiados sitios para comer por lo que unas veces te darán bien y otras muy bien. En este sentido nosotros coincidimos en un pequeño restaurante-comedor familiar Retaurante Altamira que a pesar de estar completo el matrimonio sexagenario nos ofreció comer en un rincón del bar y nos trató como a uno de sus hijos pródigos por tan sólo15 €.
Plaza Mayor de Cáceres
Y ya que estamos de visita, no podemos dejar Extremadura sin dar un paseo por la judería vieja de Cáceres, comer en cualquier terraza de la plaza mayor, disfrutar de los edificios y calles empedrados, mezclarse con la gente y sacar muchas fotos con la cámara y algún instante con la retina.
A la vuelta para el Reino de León y con neumáticos nuevos en el coche, quisimos disfrutar de la floración de los más de un millón de cerezos del Valle del Jerte pero con tanta humedad las flores permanecen en los brotes y solo una minoría se dejan ver por lo que el espectáculo nos quedará pendiente para otro viaje y nos tendremos que conformar con los cerezos de carne y hueso que Luis gorrilla tiene en la huerta.