Si en 1979 no tenías menos años que ahora, no te comas la cabeza: seguro que no habías nacido. Yo sí. Era pequeño, bueno más que pequeño. Siempre fui un jijas un tanto esmirriao porque lo de comer y engordar lo debí dejar para los 40.
Siempre me viene a la mente el consejo de mi abuela: me decía que antes de salir a ayudar a misa, en la sacristía me pellizcara en los carrillos para que cogieran un poco de color porque parecía que estaba enfermo. Jejeje que tiempos...
Las pocas pinceladas de recuerdos que me vienen a la cabeza son de la escuela, de la iglesia, de casa y de alguna aventura con los amigos.
De lo más emocionante que recuerdo es un domingo primaveral u otoñal o quizás fuera un sábado, que se yo. Aunque también pudo ser festivo... Vamos que no me acuerdo. ¿A ver si no había nacido? Sí, sí. ¡Nacer sí!
Recuerdo como después de hacer la comunión el jefe de monaguillos, un tocayo, me dijo que ya podía ser y ejercer como titular de monaguillo y saborear el gusto de acompañar al cura en el altar. ¡Me sentí tan mayor! Por fin monaguillo, por fin ayudar en misa. Nos colocábamos a la izquierda o derecha del cura pa "las "o pa "los", decíamos, según se sentaban los feligreses: los niños a la izquierda del señor cura y las féminas a la derecha o al revés si la referencia era el altar. De niño, la referencia siempre eran los capones que el todopoderoso humano con sotana, Don Benedicto o Don_Benedito, como todo el mundo le nombraba.

En los pueblos además de niño, ser monaguillo era lo único que se podía ser. Y eso si eres chico porque si eras niña, confórmate con eso, con ser niña. Eran otros tiempos, aunque en este tema hemos evolucionado más bien poco. Mucho de boquilla y poco en la práctica.
Para ser monaguillo había que ser y vivir en el pueblo, no valía vivir en La Bañeza o en León. Éramos 7 u 8, cada vez menos, dos menos por década. Ahora ya por no haber no hay ni niños en el pueblo. Los monaguillos de ahora son los jubilados debotones más infantiles que los propios niños.
Don_Benedito no nos dejaba vestir de monaguillos, como en las películas. Yo creo ya teníamos pinta de monaguillos sin el hábito. Nos turnábamos y coordinábamos para que el de la sotana no presidiera la misa solo, (cuenta mi suegra que de niñas no sabían sí el cura llevaba pantalones bajo la sotana y hablaban y fantaseaban sobre el tema, claro no había tele, ni Twitter, ni na). No sólo asistíamos a la misa del domingo en la que sólo faltaban en la iglesia los muertos, sino la diaria. Como jodía (fastidiaba) tener que dejar de jugar al fútbol en la plaza para ir a ayudar en misa. Porque antes la plaza era un lugar de encuentro, el lugar de encuentro que servía para todo pero sobre todo para que jugarán los niños. Ahora es para que los niños no jueguen y se comporten como adultos y para que se sienten al sol del invierno o a la sombra del verano las pocas abuelas que todavía tienen humor para mirar y ver poco.

Nosotros nos conformábamos con algún recorte de hostia (pan de ángel) y con recortar las hostias que nos daba cuando no nos comportábamos.
Con el tiempo también me llegó a mí la jerarquía y ser con 11 años el monaguillo más veterano en el pueblo e intercambiar las misas y rosarios con los partidos de nuestro mundial de fútbol y los de verdad: los de la plaza del pueblo.
Estos son recuerdos de monaguillo, sólo eso, recuerdos de otros tiempos que pareciendo muy lejanos apenas tienen 6 lustros. (1 lustro = 5 años; 6 lustros por 5 años = 30 años) media vida, Eso es lo increíble, que apenas es media vida.
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