
BASE DEL MODELO EDUCATIVO “DoceCO”
Primera parte
Ante cualquier cambio y más si
este se produce en Educación, necesitamos plantearnos en los centros educativos
una estrategia, un plan de trabajo para dar la mejor repuesta a la Reforma
Educativa. Estemos o no de acuerdo, la LOMCE es una realidad que debemos
afrontar con las máximas garantías.
Presento a continuación los
aspectos básicos de un modelo que va más allá de la educación, podríamos afirmar
que sirve para cualquier ámbito profesional en el que estén implicados en
un mismo trabajo más de dos personas,
mas de dos maestros.
1. Consenso
La democracia griega se
fundamenta en el consenso y quizás también la nuestra (aunque este es un quizás
demasiado mayúsculo). Necesitamos llegar a acuerdos en torno a un tema: ¿Qué
colegio (empresa) queremos tener? ¿Qué es lo mejor para nuestros clientes:
alumnos y familias? En muchas ocasiones sólo pensamos en que es lo mejor para
mí, para el maestro o profesor y nos olvidamos de lo realmente importante y la
razón de ser de nuestra vocación: LOS ALUMNOS Y ALUMNAS que nos necesitan para
crecer.
El consenso no implica la
aceptación del 100% de los integrantes, basta con el consentimiento activo de
cada persona individual. Nunca podremos tener el mismo pensamiento dos personas
distintas. Opiniones diferentes y
responsables enriquecen la vida de un centro educativo. Esto no significa
confrontación. El disenso por definición no debiera tener cabida en nuestras
escuelas e institutos.
Cuanto más amplio sea el consenso,
mayor será el éxito que se persigue.
2.
Coordinación
No se entiende un centro
educativo y cualquier empresa sin la integración de cada uno de los niveles,
ciclos, departamentos, etc. trabajando en común para alcanzar un objetivo
previamente consensuado. Cualquier tarea hemos de coordinarla ya que los
caminos solitarios suelen finalizar en la nada.
Conectamos los esfuerzos
individuales para conseguir mejorar los resultados de nuestros clientes. La
gestión de las diferentes actividades que un centro educativo realiza a lo
largo de un curso académico pierde el sentido sin una coordinación eficaz y
eficiente. Necesitamos coordinarnos y dejarnos coordinar. Como dice el refrán:
“Buen labrador es el que se deja labrar”.
3. Colaboración
En la sociedad actual difícilmente
conseguiremos buenos resultados si trabajamos
de forma individual. Colaborar con el que tenemos al lado en la
consecución de los objetivos finales es primordial en la escuela. Solos no
podremos conseguir nada. Ayudarse en el trabajo diario implica aprender y no
estancarse en nuestros conocimientos. El trabajo colaborativo arranca lo mejor
de cada individuo e impregna al grupo de los elementos necesarios para
conseguir el éxito. Yo hago o me encargo de… y tú haces lo que yo no sé hacer o
tú lo haces mejor: “Yo saco la foto y tú escribes el artículo”
4. Coherencia
Trabajar en la misma dirección.
Utilizamos distintos recursos, distintos materiales, distintas pedagogías (cada
maestrillo tiene su librillo) pero han de ser coherentes. La unión entre los maestros
atiende a una lógica pedagógica intrínseca a la labor de enseñar.
Si decidimos consensuadamente
una manera de trabajar o hacer debemos comprometernos y ser coherentes a los
acuerdos alcanzados. Un garbanzo podrido no estropea el cocido pero puede corromper
el garbanzo de al lado y este a su vez a otro hasta estropear la receta.
5. Cooperación
Cada vez estamos más
acostumbrados a cooperar con personas y/o empresas que comparten un mismo
interés u objetivo consensuado como meta final de nuestro trabajo. La didáctica
sin cooperación pierde su sentido. Enseñamos a nuestros alumnos a trabajar en equipo
como eje fundamental educativo para alcanzar con mayor eficiencia y facilidad
los mejores resultados y nos escondemos cuando nos toca a nosotros.
No hay mayor satisfacción que
un trabajo cooperativo donde cada trabajador da lo mejor de sí mismo. Satisfacción
personal y grupal.
6. Competencia
Un maestro (trabajador)
competente es el desarrolla su trabajo y demuestra ser capaz de realizarlo
exitosamente. Ser maestro implica estar en constante transformación. Siempre
estamos aprendiendo y adaptándonos a las necesidades que nuestros alumnos requieren.
La incompetencia no tiene
cabida en nuestras escuelas porque chirría demasiado. El alumno necesita un
maestro capaz y este a su vez necesita un maestro compañero sabio en todas las
competencias que tan de moda se han puesto en nuestro sistema educativo.
Se nos pide desarrollar las
competencias básicas (7 según la LOMCE)
de nuestros alumnos y no nos dan las herramientas necesarias para
desarrollar las nuestras como profesionales de la educación.
Para no realizar una entrada
demasiado larga y que el lector llegue a cansarse la próxima semana publicaré
la segunda parte del ModeloEducativo DoceCO
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