viernes, 31 de octubre de 2014

¡La profe me dijo NO!


 Me llamo Manolín y tengo 3 años. Mis papas dicen que ya soy mayor y por eso hoy fui por primera vez al cole.
Había muchos niños como yo que estaban en una fila. Algunos lloraban porque no querían separarse de su mama. Yo, no lloré: ¡ya soy mayor!
Mi maestra se llama Rosabel y es muy guapa. Tiene el pelo muy largo. 
Cuando entramos en la clase, la señorita nos dijo que dejáramos la mochila en un armario y nos sentáramos en la alfombra. Yo no quería porque era nueva y tenía dentro mi merienda. Mamá me había preparado un sándwich de nocilla para el recreo aunque no sabía que era eso de recreo). Lola con una gran sonrisa me dijo que para sentarme cómodamente en la alfombra tenía que dejar la mochila y que después la cogíamos. Pero yo me crucé de brazos y me puse a llorar. Algunos niños ya estaban sentados, otros no sabían quitarse la mochila. Mi amiga Carla tampoco quería quitarse la mochila pero la seño se la quitó y le dijo que se sentara. Yo me negué.
Yo lloré y lloré porque quería sentarme con los niños con mi mochila, pero no me dejaba. Sabía que si seguía llorando me dejaría sentarme con los niños. Siempre era igual. 
Cuando la seño comenzó a contar un cuento, me acerqué entre lágrimas para sentarme pero mientras ella me limpiaba las lágrimas y los mocos me dijo que no podía hasta que no dejará la mochila como los demás niños. No lo entendía. Con mis papas y abuelos sólo tenía que ponerme a llorar para conseguir lo que quiero. !La profe es mala, pensé, muy mala! Me dio un beso y me susurró al oído para que dejara la mochila y me sentara a su lado para escuchar el cuento de los tres cerditos.
Entonces me di cuenta que el NO de la profe era distinto al de casa. Era un no firme, sereno y con esa pizca de cariño que sólo las maestras de Infantil saben decir. 
Al final de la jornada, salí corriendo al patio en busca de mi mama para decirle: "mamá, la profe me contó el cuento de los tres cerditos. Me gustó mucho. ¿Sabes? no se puede escuchar el cuento si no dejo la mochila en el armario". Mi mamá me dio un gran beso.
Acababa de recibir mi primer NO y aprendí la primera y más importante lección de mi vida.
¡Gracias profe, gracias por decirme no!

martes, 28 de octubre de 2014

PROFE, YO DE MAYOR QUIERO SER CORRUPTO

Al paso que va nuestra hipócrita sociedad, el título de este post en breve será una realidad en los colegios e institutos.
Los niños ya no querrán ser futbolistas, bomberos o panaderos: ¡querrán ser corruptos!
La corruptela que asola nuestro país ha llegado a un punto en el alguien tiene que decir: ¡se acabó, hasta aquí llegamos! Y ese alguien deben ser nuestros mandatarios políticos, sean del signo que sean. La casta política tiene que finalizar ya o nos convertiremos en una República Bananera.
Tenemos que creer, necesitamos creer que todavía existen políticos intachables, personas respetuosas y responsables que puedan liderar un país, una Comunidad Autónoma, un Ayuntamiento. No todos son iguales, aunque se parezcan y se autoprotejan bajo el amparo de unos beneficios que todos les hemos ido otorgando y ellos han ido asimilando y digiriendo con total normalidad. 
La sociedad necesita políticos y partidos políticos fuertes y estructurados jerárquicamente que estén al servicio de la gente normal, del jubilado y del trabajador, del parado y del estudiante... No podemos consentir que ignoren el sentir bochornoso del pueblo. Poco a poco vamos viendo como normal y asimilamos que nos roban a manos llenas y que no lo devuelven. ¿Cómo es posible? 
Intuyo que como los partidos políticos clásicos no se reestructuren con gente nueva y afinen sus responsabilidades en dos años el de la coleta se afianzará en el poder y quizás sea un desastre... pero también podría ser un acierto. España es capaz de eso y de mucho más. La historia nos respalda. Esperemos no tentar la suerte aunque casi parece echada. 
Como dice mi madre: "que roben, pero que lo hagan con moderación"

domingo, 19 de octubre de 2014

Día Mundial Cáncer de Mama

Era una tarde tormentosa  del 15 de agosto de 1982 cuando José cerró los ojos y besó la rosa para lanzarla con tristeza a la fosa donde yacería su mujer junto a muchos sueños compartidos el resto de su vida. Acababan  de ser abuelos de dos preciosas gemelas: Rocio y Charo. 
Con lágrimas en los ojos abrazaba a su única hija Matilde recién parida a la que acababan de diagnosticar en el hospital varios tumores de mama. Finalizaba una lucha para empezar otra. 
Mientras se oía el rutinario responso de don Pedro, el cura del pueblo, recordaba la primera noche en la que no pegaron ojo cuando don Marcial le hizo un volante de urgencia porque notaba en el pecho unos bultos. Atrás quedaron los días de lucha, días de hospital, noches de insomnio, tardes de lágrimas. 
La abuela Julia fue una gran luchadora y vivió tres años junto a la enfermedad y con la enfermedad. No pudo más. Eran otros tiempos. La medicina ha avanzado mucho, aunque no lo suficiente. Hoy las expectativas de vida son muy altas.
La abuela Julia no pudo vencer la enfermedad como lo hizo su hija, pero su lucha como la de cientos y cientos de mujeres no será en vano. 
Este domingo, 32 años después de ese mediados de agosto del año del mundial, Matilde junto a sus dos hijas Rocio y Charo, agarradas de la mano, participaron en la carrera solidaria que tiñó la ciudad de León de rosa, al igual que muchas otras en el mundo. Cada paso en la carrera, es un paso al frente de solidaridad y valentía. La lucha por la vida continua. 
Hoy miles de mujeres corrieron por Julia y otras muchas que fueron y serán. Hoy es el día en el que habrá muchos días. Hoy es el día de la esperanza. Hoy es el día de todos los días.