sábado, 31 de diciembre de 2016

Feliz 2017

La sociedad actual tiene una cuádruple moralidad: la íntima, que ni nosotros mismos queremos conocer. La personal,que mostramos a nuestros seres queridos y amigos. La social para conocidos y compañeros de trabajo y la que actualmente nos ocupa por completo: la moralidad de las redes sociales.
Fariseos e hipócritas dicen los evangelios que llamaba Jesucristo a los no son y querían aparentar ser.
En nuestra primera década del segundo milenio la mediocridad, la falsa fraternidad y las gilipolleces colman los buenos deseos para un año nuevo impar que dejará de ser bisiesto el último de febrero o el primero de marzo.
Nuestra actual droga legal, en forma de teléfono inteligente, se llena de imágenes, audios y vídeos a cada cual más ocurrente o cursi para colmar el narcisismo del emisor y falsear la realidad virtual cada día más irreal.
Entre lo íntimo y lo social, nos quedamos con las payasadas que enviamos en forma de buenos deseos para aparentar que nos acordamos de las personas que si no fuera el aparato jamás estarían presentes en nuestras oraciones.
Y es que la tontuna general se ha apoderado del mundo. Nos sacamos miles de fotos mostrando la felicidad más absoluta que apenas dura la apertura del objetivo y nos olvidamos de la vida real, la de verdad. Enviamos decenas de WhatsApp a personas que solo conoce nuestro aparato y que ni un hola se nos escapa de la boca cuando nos cruzamos por la calle. Somos unos auténticos cabrones hijos de puta encantadores de serpientes telefónicas.
Hace 50 años el filósofo inglés Bernard Williams escribía lo imposible que es "acortar la distancia entre la verdad y la incerteza de que tal cosa exista". Si nos observara ahora las falsas verdades que mostramos en nuestras redes sociales... Qué coño tenemos en la cabeza para enseñar lo que no somos, aparentar lo que nunca llegaremos a ser y falsear nuestra realidad sin que nadie nos diga que lo hagamos.
Estamos llegando a un punto, en el que, los  años ha que hemos abusado de esta droga, comenzamos a darnos cuenta que desengancharse y desaparecer es una de las mejores opciones y soluciones. Tendrá que ser poco a poco, amodico pero sin vuelta, sin retorno y sin perdón ya que google ya se encarga de recordar de por vida, quienes quisimos y no pudimos ser.
Bueno, que le vamos a hacer. A pesar que sois todos unos hijos de puta os deseo un feliz 2017.
HAVE THE HAPPIEST OF NEW YEARS!

domingo, 11 de diciembre de 2016

Los Equipos Directivos y la organización escolar


La actual organización escolar de los centros educativos recae casi al 100% en las espaldas de los Equipos directivos en general y muy en particular en el Director.
Curso a curso, la Administración Educativa es cada vez más exigente con las funciones directivas. El director ha asumido las competencias de un Consejo Escolar desterrado a una supervisión y control imposible de asumir.
El actual director de un colegio se dedica casi exclusivamente a aspectos administrativos que se multiplican mes a mes. Atrás quedan los años en los que había tiempo para impulsar la labor del profesorado, entrevistarse con las familias y sobre todo: conocer al alumnado.
La desconexión de los Equipos Directivos con la realidad de los centros educativos está siendo una de las mayores torpezas que la actual Administración. Está situación se está acelerando gracias a las incesantes tareas administrativas a las que se está sometiendo un trío que pocos maestros y maestras quieren para sí.
Ahora que se habla de consenso educativo entre los desconectados políticos con la sociedad, se requiere algo más que voluntad para llegar a un acuerdo duradero y resistente a los vaivenes y modas educativas y pedagógicas que muchos nos quieren colar sin saber como enseñar a un niño que 2+2=4 o que burro se escribe con b.
Un futuro acuerdo educativo no necesita buena voluntad, necesita capacidad y experiencia y ambas se encuentra en cualquier pasillo de colegios e institutos. Contar con los maestros y maestras es imprescindible y condición necesaria para conseguir una eficaz Ley Educativa. Hablar cinco minutos con un profesor o profesora sobre los actuales problemas de su aula nos demostrará lo insignificante e irrelevante que es la burocracia educativa.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Quiero jubilarme con la próxima Ley de Educación

Tengo 45 años, soy maestro de Primaria y quiero una Ley de Educación que aguante hasta mi jubilación. ¿Es mucho pedir?
Me da igual que la religión sea curricular o extra escolar, que haga media o que muchos de los maestros sean sobrinos o primos de curas u obispos: me da igual...
Me da igual las asignaturas que tengamos que impartir aunque pasemos por la clase de primero de Primaria siete maestros, me da igual...
Me da igual que la ratio de alumnos no disminuya y tenga en clase veinticinco alumnos y alumnas amontonados, me da igual...
Me da igual que me quiten el mes tradicionalmente vacacional de julio para obligarme a formarme en lo que ni me interesa ni necesito, me da igual...
Me da igual que tenga que aguantar las exigencias desproporcionadas de padres y madres desquiciados por un ritmo de vida imposible de mantener un clima familiar coherente, me da igual...
Me da igual que los inspectores me exijan las programaciones con celdas verticales, letra arial y con negrita las palabras que lleven j, me da igual...
Me da igual que pasen de la Etapa más importante del ser humano: la Educación Infantil, al fin y al cabo ni es obligatoria ni tiene ninguna trascendencia, me da igual...
Me da igual que liquiden sesiones de Educación Física, total los chicos ya mueven el culo en el sofá jugando a la Play, me da igual...
Me da igual que pongan y quiten reválidas porque ya estoy demasiado acostumbrado a que cuestionen mi trabajo, me da igual...
Me da igual que no se haga nada por animar la natalidad y supriman escuelas y maestros que sobran y cobran, me da igual...
Me da igual que mantengan un calendario escolar desde hace 300 años que tan solo depende de las dietas paganas y religiosas, me da igual...
Me da igual que cada Comunidad Autónoma haga y deshaga al aliento de sus intereses políticos para conseguir seguir sin parecer un país, me da igual...
Me da igual que me digan que modere los deberes o que los suprima, me da igual...
Me da igual que el actual bilingüismo sea una utopía imposible de organizar en nuestros colegios, me da igual...
Me da igual que el Consejo Escolar pinte menos que el director y que ambos sean marionetas en manos de una Administración Educativa voraz e inhumana, me da igual...
Me da igual que trabajemos con tecnología obsoleta y me exijan saber y hasta dominar todo lo que aparece en el mercado, me da igual...
Me da igual que me culpabilicen del fracaso escolar de mis alumnos, me da igual...
Me da igual hablar de inclusión, de diversidad, de adaptaciones de aprendizajes imposibles de satisfacer sin recursos ni formación, me da igual...
Me da igual no poder reparar el radio cassette o sustituir la lámpara del proyector o adquirir un parchís para los recreos de lluvia, me da igual...
Me da igual los objetivos, los contenidos, los indicadores o las capacidades que se contemplen, me da igual...
Me da igual que haya perdido la ilusión, que la desafección docente sea masiva, me da igual...
Me da igual la ley orgánica que aprueben, tan solo les pido que sea duradera: hasta me atrevo a ponerle nombre, debería llamarse: LOEG: LEY ORGÁNICA DE EDUCACIÓN GENERACIONAL. Sería un magnífico comienzo.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Aprendizaje diferenciado


Cualquier miércoles a las 9:00 horas en cualquier aula de 2º de Primaria. Entran los 25 alumnos y alumnas. 
  1. Beatriz es una alumna de esas que podemos calificar como brillante. Es tan trabajadora como callada. Apenas habla, solo cuando se le pregunta. Su abuela dice que es tan vergonzosa como su madre.
  2. Carlos Miguel es un alumno dominicano que acaba de aterrizar en nuestro cole. En su país nunca fue al cole porque ayudaba a su padre y abuelo a confeccionar los famosos puros De Santiago. No sabe leer. Está totalmente perdido. 
  3. Jacinta es una alumna con déficit de atención. La sobre protección de sus padres la están llevando a una inseguridad que le condiciona diariamente en sus tareas escolares. Es muy buena en matemáticas aunque con una caligrafía imposible. 
  4. María es una alumna gitana. Falta muy a menudo y cuando viene llega tarde. Su padre está obligado a traerla al colegio para no perder el subsidio con el que malviven. Los compañeros la rechazan por el fuerte olor a humo que desprende su ropa. Donde vive no hay calefacción y la vieja estufa se atasca demasiado.
  5. Javier es un alumno malcriado. Tiene todos los aparatos tecnológicos que cualquier niño puede soñar. Sus padres son dos ejecutivos que se pasan la vida en los aeropuerto europeos presentando productos farmacéuticos. Javier se encuentra demasiado solo con sus abuelos maternos.
  6. Mabel es la alumna líder del grupo clase. Está acostumbrada a hacer lo que que le da la gana. El resto de niños la temen y la respetan a partes iguales. Mabel duerme fatal y se levanta tan cansada que le cuesta terminar la mañana escolar. 
  7. Pedro es un alumno que pasa diez horas y media en los muros del colegio. Se levanta a las 6:17 horas de la mañana porque su padre es carnicero y madruga para comprar buen género. Muchos días se duerme después de comer porque no aguanta. 
  8. Lucas es un alumno triste desde que falleció su madre de un cancer de mama. Su padre se desvive por él y por su hermana. No tiene problemas académicos, lee muy bien y escribe mejor que un adulto. A menudo se queda callado y pierde la noción del tiempo. 
  9. Fátima es una alumna buenísima. Colabora con todos y ayuda a los compañeros que más lo necesitan. Quizás sea demasiado impulsiva y eso le impide presentar sus trabajos perfectos. Sus papas la tachan de superdotada. 
  10. Sandro es un alumno de papá italiano y madre griega. Está loco por el fútbol y no piensa en otra cosa. Le cuesta mucho el cálculo y las operaciones matemáticas que no llega a comprender. 
  11. Sol es una alumna que sólo piensa y le preocupa lo mismo que a su mamá: estar y vestir como una muñequita, siempre a la última moda. Tiene un talento natural para la música pero sus padres viven demasiado lejos del conservatorio para llevarla todos los días. 
  12. Andrea en una alumna que pasa totalmente inadvertida. No participa en nada si no se siente obligada. Es demasiado perfeccionista lo que le supone un estrés difícil de llevar con 8 años. Sus papas están tan preocupados que la llevan al psicólogo. 
  13. Julio es un alumno en el que recaen todas las bromas del grupo. Estar gordito y con gafas es una combinación fácil de burlas y mofas que Julio sufre en silencio y que no le supone mayor problema. Disfruta comiendo. Su abuela le prepara un bocadillo para el recreo de nocillla y mantequilla porque dice que la crema de cacao no alimenta nada.
  14. Sidi es un alumno iraquí. Sus padres vinieron a España para alejarse de una guerra interminable. Es un niño muy maduro porque está acostumbrado a acompañar a su padre para traducir al español las conversaciones con un vecino con el que mantienen conversaciones religiosas interminables. 
  15. Irene es una alumna que se pasa el día bailando. Baila, baila y baila y no hace nada más porque solo le interesa el baile. Su padre dice que salió a su abuela que bailaba en un tablao flamenco en el mismísimo Berlín nazi. Será bailarina pero le va a costar aprender a leer y escribir. 
  16. Ángel es un alumno que la mayoría de los días viene al cole sin desayunar. Su profe siempre tiene alguna galleta o actimel para que se lo tome cuando va al baño y evitar que lo vean el resto de niños. Los padres de Ángel están en paro desde hace tres años y malviven de una pequeña pensión de la abuela. 
  17. Roberto es un alumno que aprende solo. No necesita apenas atención porque tiene una facilidad inédita para aprender y organizar sus trabajos. A menudo ayuda al resto de compañeros a terminar sus tareas. Es de esos alumnos que todo maestro quisiera tener en su aula. 
  18. Raquel es una alumna que tiene demasiados problemas de lenguaje. Sus padres la llevan al logopeda que le saca medio sueldo y los avances son demasiado pobres. A pesar de sus dificultades supera el curso sin demasiada dificultad a costa de unos padres muy comprometidos con la escuela. 
  19. Alba es una alumna que pasa muy desapercibida en el aula. Trabaja bien y es buena compañera pero le falta un pelín de iniciativa. Los años y la madurez serán su aliado. Su abuela, maestra jubilada siempre dice que es de finales de años y eso se nota. 
  20. Félix es un alumno que acaba de incorporarse al aula. Viene de otra comunidad autónoma, sin apenas informes. Es decir, casi como de otro país. España es así. El resto de alumnos le han acogido muy bien. Siempre lo hacen, el grupo siempre acepta a los nuevos y los hace suyo en apenas dos días. 
  21. Robert es un alumnos polaco. Le está costando demasiado dominar nuestro idioma. Lleva entre nosotros dos cursos pero apenas avanza en la escritura. Es muy brillante en música y en plástica. Dibuja a carboncillo a sus compañeros y cada semana les regala una caricatura dedicada a sus compañeros. 
  22. Susana es una alumna preocupada por todo lo que ocurre en clase. Se despista con el paso de una mosca y siempre está pendiente de los demás. Será una fantástica periodista de la prensa rosa. 
  23. Valentina es una alumna con mucha ambición y sentido de la responsabilidad. Pretende ser la numero uno de la clase y trabaja duramente cada día para conseguirlo. Su excesiva competitividad le aboca a cometer fallos que cualquier otro compañero jamás haría. 
  24. Maite es una alumna de las que se dejan llevar con el más fuerte, el más tonto o el más listo. Es una marioneta en manos de sus compañeros y en ocasiones la utilizan para que de la cara por el resto en situaciones de conflicto con algún maestro.
  25. Alonso es una alumno trabajador y aplicado. Su talón de Aquiles es el idioma. No es capaz a interiorizar y asimilar el inglés. Sus padres ecuatorianos viven de mercado en mercado y en ocasiones se llevan a Alonso varios días para ayudarles a montar una pequeña tienda ambulante de bufandas de lana. 



Después de ver cómo son tus alumnos, ¿todavía crees qué todos tienen la misma capacidad para aprender? 
Enseña diferente.

domingo, 19 de junio de 2016

101 RECUERDOS DE AQUELLOS AÑOS

Compañeros después de casi 30 años
Llevamos años sin vernos, muchos. Quizás demasiados. Fuimos más que amigos durante muchos cursos. Compartimos todo, crecimos juntos, nos reímos juntos, aprendimos a caminar solos sin la protección diaria de nuestros padres. Un internado marista nos marcó y nos unió para siempre. Juniores nos llamaban. Gracias a esa etiqueta nuestras familias, en la mayoría de los casos con pocos recursos, nos pudieron enviar a estudiar fuera del pueblo, a la capital se decía en aquellos tiempos ochenteros. 
Hoy  17 de junio  de 2016 nos juntamos. Han pasado casi treinta años y ya somos cuarentones, gordos, calvos, delgados, canosos, casados, solteros, pero todos reconocibles en gestos y expresiones.
No sabríamos afirmar si los recuerdos son buenos o malos pero después de tantos años todos tenemos algo en común: en algún momento hemos vuelto de visita al colegio como el asesino que vuelve a la escena del crimen. 
Recordamos muchas cosas. Unos unas y otros otras. 
Nos acordamos de que "el frío no existe porque es ausencia de calor" como cacareaba todos los días en pantalón corto el de gimnasia. 
Nos acordamos de nuestros tutores, los buenos por buenos y los malos por muy malos, los años nos hacen olvidar los normales. 
Nos acordamos de la piscina, unos porque no nos la dejaban catar mucho y otros por lo contrario. 
Nos acordamos de las cartas que nos invitaban sutilmente a no volver por ir poco a misa o por suspender inglés. 
Nos acordamos de lo cabrona que era la de lingua galega.
Nos acordamos del rape de pelo de dos compañeros que les costó quedarse en casa. 
Nos acordamos de los récord de comida: salchichas, de tortilla, de manzanas...
Nos acordamos de lo buenorra que estaba alguna profesora o más bien: una profesora. 
Nos acordamos de las hostias que pegaba un ángel que más bien era Belcebú. 
Nos acordamos de las hamburguesas del Mardona donde matábamos él hambre insaciable adolescente.
Nos acordamos del Boiga y su recurrente fregadero.
Nos acordamos de Dire Straits, en incluso lo bailamos. 
Nos acordamos de bendecir la mesa como buenos juniores. 
Nos acordamos de las camisetas NB y los casetes de Portugal a 100 pesetas. 
Nos acordamos de la de verde con las piernas torcidas y la rubia que nos hacía babear como estúpidos niñatos. 
Nos acordamos de los sobes de un hombre demasiado primitivo para ser hermano e incluso hombre. 
Nos acordamos del zorro en los campamentos de verano a los que nunca queríamos ir pero lo bien que lo pasamos. 
Nos acordamos de los consejos en gallego del cura rural ante el pecado mortal del sexto mandamiento. 
Nos acordamos de la hoguera de San Juan y las atrevidas salidas nocturnas de los más atrevidos. 
Nos acordamos de la envidia de algunas visitas los domingos.
Nos acordamos del sonido de la campaña que marcaba nuestra vida. 
Nos acordamos de las guerras con toalla mojada en las duchas. 
Nos acordamos de la desorganización organizada de La Pedra de Vigo. 
Nos acordamos de los partidazos en el Teide contra los seminaristas. 
Nos acordamos de la despedida de soltero del ahora escritor entre jueces, copas y putas (no por uso sino por vecindad).
Nos acordamos de los partidos de baloncesto de la NBA grabados que veíamos con pasión días después sin saber el resultado porque de aquella como dice Sabina no había Facebook ni Twitter ni la madre que los parió.
Orla en 8º de EGB en 1986
Nos acordamos de la música que nos tiraba de la cama antes del amanecer. 
Nos acordamos de los ágapes comunes a costa del chorizo y salchichón de nuestros armarios. 
Nos acordamos de lo santurrión que era M al cubo y lo canalla que era lejos de la calle Oviedo. 
Nos acordamos de lo que nos gustaba jugar en el campo de los tapines.
Nos acordamos de los paseos por La Candamia, por el Torio, las caminatas por la montaña leonesa haciendo culoesquí. 
Nos acordamos de la catequesis para hacer la confirmación y nos permitía estar un par de horas semanales con chavalas. 
Nos acordamos de la discoteca Chiflos que pisamos por fuera muchas veces y algunos solo entramos una vez como despedida. 
Nos acordamos de los paseos como zombis por La Corredera ojeando a las chavalas que nos esperaban como ganado en el mercado. 
Nos acordamos de los caquis que nadie conocía y nos ayudaron a quitar algo de hambre. 
Nos acordamos del hijo puta del oso peludo que se sobrepasaba con los de siempre a base de tocamientos que hoy le hubiera costado la cárcel.
Nos acordamos de lo cachondo que era el portero que poco a poco se quedó ciego. 
Nos acordamos de las convivencias de las Semana Santa entre chavalas que nos hacían levitar con solo ternera cerca. 
Nos acordamos de las fiestas del cole y lo buen entretenidos que nos tenían. 
Nos acordamos de la llave que generación tras generación nos ayudó a aprobar el Bachiller. 
Nos acordamos del olor a vino que traía después de comer el otro de gimnasia. 
Nos acordamos de las tardes interminables de frontón y paredón. 
Nos acordamos de los equipos de invencibles que teníamos en lo que antes se llamaba cross. 
Nos acordamos del chocolate del desayuno y del fuagrás que ahora le llamamos paté.
Nos acordamos del 3,1416cha.
Nos acordamos de las suelas dobles de las J HAYBER que algunos nunca pudimos comprar. 
Nos acordamos de las guitarras con las que muchos soñaban y pasaban el tiempo en esa sala de intimidades mutuas. 
Nos acordamos de los partidos de futbolín de billar y de pin pon. 
Nos acordamos de las limpiezas generales que nos tomábamos como juego. 
Nos acordamos de las sabanas mojadas después de las vacaciones. 
Nos acordamos de las chuletas lanzadas por la ventana que mágicamente volvían a nuestras manos temblorosas. 
Nos acordamos del compañero seminarista que años después se hizo del GRAPO.
Nos acordamos de la carne de muerto, de la sopa incomible, de las barras anudadas, de los bocatas de riñones con arroz, del refresco Feijoo de los domingos...
Nos acordamos del cuarto del Corte Inglés de Vigo que algún inexperto e inocente ladronzuelo visitó. 
Nos acordamos de la visita del General mundial y de la canción que nos hicieron aprender para nunca olvidar: “Guadalajara en un llano, México en una laguna”.
Nos acordamos las noches de estudio acelerado porque no chapamos antes lo que día a día nos pedían.
Nos acordamos de la vacuna de la tuberculosis y de lo acojonados que estuvimos todos. 
Nos acordamos de un día de golfa (huelga) que pasamos a trabajos forzados. 
Nos acordamos de los equipos en los que competíamos más que si fuera la Champions. 
De las meriendas de chocolate que había que tener valor para comerlo y hoy es uno de los más cotizados. 
Nos acordamos de los viajes de 8 horas en autobús y de más en tren.
Nos acordamos del exquisito pan gallego que desaparecía nada más servirlo.
Nos acordamos de una catedral que ahora nos parece un casillo repleto de hierbas y musgo en sus sencillas paredes.
Nos acordamos de las risas que pasamos entre folla grande, de la folla nova y de la folla pequeña.
Nos acordamos de Amancio Prada y el cachondeo que teníamos con los gallegos fardando que tenía que ser  un leonés el que musicara a la gran Rosalía.
Nos acordamos de los partidos de voleibol cuando ni sabíamos que existía tal deporte.
Nos acordamos de las sabrosas fresas quizás por estar detrás del panteón de los hermanos.
Nos acordamos de los saludos de Fraga en la preciosa playa de Perbes.
Nos acordamos de lo mal que nos caían los medio pensionistas que nos querían usurpar nuestro espacio vital. 
Nos acordamos de Top Gun, Dirtey Dancing, Rambo, El nombre de la rosa, El resplandor y tantas otras que nos hicieron volar y soñar. 
Nos acordamos de las fantásticas veladas trimestrales donde solo faltaba lo que faltaba. 
Nos acordamos del tráfico de revistas impropias de un juniorado con vistas a la santidad.
Nos acordamos del descojone general por el acento del nuevo cura mejicano que un día se presentó en la capilla. 
Nos acordamos del alucinante Thriller de Michael Jackson.
Nos acordamos del Miño, del monte Santa Tecla, de Villamanín, de Pontedeume, de Perbes, de Transmañó, de Santa Lucía, de Finisterre, de Beberino, de las Islas Cíes, de Vigo, de Coruña o de Santiago. 
Nos acordamos de la playa nudista y del pareado cantado que terminaba en marista.
Nos acordamos de un hermano con nombre de entrenador italiano que nos contaba en las clases de latín historias inverosímiles  de volcanes y negritos en Kinshasa y en Kisangani.
Nos acordamos de la puta niebla matinal que afianza más nuestra añoranza al viejo Reino de León. Llamémosle morriña. 
Nos acordamos de los imposibles mates y triples del más grande: Michael Jordan. 
Nos acordamos de la impresionante delantera de la lavandera.
Nos acordamos del 12 a 1 contra Malta en esa sala de televisión subterránea. 
Nos acordamos de las pocas llamadas que recibíamos de casa y de alguna carta repleta de faltas de orografía que siempre llevaba algún billete de 200 o 500 pesetas. 
Nos acordamos de los postes que no nos dejaban lucir en las frágiles paredes de las camariñas.
Nos acordamos de limpiar los cristales con papel de periódico, cortar el bog, fregar y barrer y de los manguerazos en los baños del patio. 
Nos acordamos de Los Ronaldos, de Du Can Du, de Gabinete, de Loquillo, de Manolo Tena, de El Último de la Fila, de Siniestro Total, Aerolíneas Federales, Mecano y de tantos otros.
Nos acordamos de los cánticos de misa que emocionaban a los viejos hermanos que se dormían con la televisión y se despertaban cuando algún atrevido se la apagaba. 
Nos acordamos del pozo negro y la suerte que tenían los que nunca le tocó.
Nos acordamos de las películas de Luis de Funes o de artes marciales en el cine del colegio donde iban los de dinero. 
Nos acordamos del maestro fantasma engominado que nunca nos gustó demasiado. 
Nos acordamos de los IF de la programación en Basic sin saber muy bien que coños era eso de la informática. 
Nos acordamos de las vistas de la capilla de Perbes hacia el impresionante acantilado Cantábrico.
Nos acordamos de las petacas que hacíamos a los novatos. 
Nos acordamos de los números de ropa de que al llegar nos asignaban aleatoriamente y con el paso del tiempo hacíamos nuestro.
Nos acordamos de lo buenorra que estaba la del tiempo de la tele galega e incluso de su nombre con H: Helena Pemán.
Nos acordamos de las interminables horas de estudio en las que soñar fuera de los muros del colegio era lo que mejor aprendimos. 
Nos acordamos de la lectura previa del evangelio que nos permitía saltarnos alguna misa dominguera. 
Nos acordamos del bulevar al final de la corredera y de la sala de juegos en la que jugábamos a ser libres. 
Nos acordamos de los primeros gays agarrados de la mano que vimos en una calle pérdida de Padrón. 
Nos acordamos de todos los que no queremos olvidar.
Nos acordamos de ti que no viniste.
Nos acordamos que ti que nunca podrás venir.

viernes, 29 de abril de 2016

Las putas costuras de los calcetines me están matando

Media vida usando calcetines de esos que se mal llaman ejecutivos y tan a gusto. En verano, los cortos y en invierno, los largos. Pero un mal día comienzas a notar algo raro. Los putos calcetines no sé qué les pasa que comienzan a escurrirse y la costura se mete entre los dedos de los pies y no hay manera de sentirse cómodo. Vas a la tienda y compras otros, porque piensas que igual es el modelo o que se han quedado viejos. Te los pones e inicialmente te reconfortas porque calzan bien y no notas nada extraño. Pero al cabo de unas horas comienzas a notar como las costuras comienzan a deslizarse entre tus dedos y empiezan a rozarte por todas partes. Parece como que de repente se mueven, encogen y agrandan a su antojo y no te dejan vivir. Joerr, esto sí que es bueno. Con lo contento que estaba yo con mis calcetines negros ( siempre negros, no quiero que la primera decisión del día sea elegir el color de calcetines) y me ahora no tengo más remedio que cambiar. Y ya se sabe lo que significan los cambios; cuesta, la desconfianza ante lo nuevo nos aleja de la nuestra zona de conforf. Pero un buen día, sin saber ni cómo ni por qué (como diría Sabina), de esos que hace calor en invierno o hace demasiado frío para ser primavera, encontré en mi mesilla de noche unos calcetines de algodón negros, claro (el cambio de color lo dejo para más adelante). ¡Pues me los pongo! ¡Coño, que cambio! ¡ Ni costuras, ni molestias ni nada de nada! Por fin mis dedos pueden descansar porque han desaparecido las molestias. 

Quizás el problema no eran las costuras, sino el calcetín al completo. Costó cambiar pero mereció la pena. Todavía hoy, de vez en cuando pongo los ejecutivos a ver si ya se me pasó la manía y los aguanto pero no puedo con ellos. Me molestan y me los quitó a los pocos minutos. 
Así pasa en nuestras escuelas y colegios, incluso me atrevería a afirmar que en la vida en general. Nos molestan las costuras y queremos acomodarlas, buscarles otra posición sin darnos cuenta que lo que necesitamos es cambiar de calcetín con urgencia.

martes, 29 de marzo de 2016

¡Mi arma, Sevilla lo más grande!

Mi arma, lo más grande es la catedral y en especial la Giralda. Subes a lo más alto y desde arriba dominas el mundo y las estrellas.
Lo más grande se Sevilla es el maestro Curro Romero. Nada hay mejor que un capotazo torero.
Lo más grande de Sevilla es el campo de fútbol mejor del mundo: el Sánchez Pizjuán.
Lo más grande es la Torre del Oro, pequeña y grande a la vez, esbelta y gordita.
Lo más grande es un paseito en barca por el río Guadalquivir, se te iluminan las entrañas.
Lo más grande de Sevilla es La Macarena. No hay virgen más guapa ni en la tierra ni el mar.
Don Manuel Ruiz de Lopera, es lo más grande de Sevilla. Pocos han hecho lo que don Manuel por Sevilla.
Lo mejor de Sevilla es un gazpachito fresquito en pleno verano. Revive hasta los muertos.
Lo más grande de Sevilla es el majestuoso olor a azahar en cada rincón y cada rincón.
Lo mas grande de Sevilla es el Betis, mi arma. No hay club de fútbol como el Betis.
Lo más grande de Sevilla es la Maestranza. Una tarde de toros a la sombra calurosa sevillana.
Lo más grande de Sevilla es el encendido de la feria de abril. Se te ilumina el alma por tres veces.
Lo más grande de Sevilla es el Cristo del Gran Poder. Nada es más grande y poderoso.
Lo más grande de Sevilla es Triana. Unas gambitas junto a un sorbito de manzanilla...
Lo más grande de Sevilla es el parque María Luisa. Pasear y sentarse por igual y respirar su aire fresco.
Lo más grande de Sevilla es un buen rebujito a la sombra del naranjo.
Lo más grande de Sevilla es  la Semana Santa, la pasión, la alegría y el fervor de sus gentes.
Lo más grande de Sevilla son Los Morancos, unas risas junto a ellos es lo mejor.
Lo más grande de Sevilla es bailar por bulerías en un tablao flamenco hasta el amanecer.
Lo más grande de Sevilla son las mujeres sevillanas, no hay morenas más exquisitas y elegantes.
Lo más grande de Sevilla es un paseito en un coche de caballos bajo la luz de la luna.
Lo más grande de Sevilla son los Reales Alcázares, hermosura, frescura e historia entre sus muros.
Lo más grande de Sevilla es su gente, risas, cachondeo y fiesta hasta que te hartes.
Lo más grande de Sevilla es el puente de Triana. No existe fin de viaje mejor a ambos lados.
Lo más grande de Sevilla son Los del Río. Un bailecito al mejor ritmo.
Lo más grande de Sevilla es el pescaito frito en cualquier época del año y en cualquier tasca.

Río Guadalquivir
Real Alcázar 
Panorámica Sevilla desde la Torre del Oro.

domingo, 6 de marzo de 2016

¿Acoso escolar o acoso entre escolares?

Web convivencia educacyl
Posiblemente sea este uno de los temas más sensibles y espinosos que planean en nuestras escuelas e institutos. Sus consecuencias son imprevisibles ya que estamos hablando de niños y adolescentes. Todos hemos visto y oído en los medios de comunicación como hay alumnos que ponen fin a su vida por no soportar la presión a la que se encuentran sometidos. En el ámbito escolar, la convivencia se erige como una de las mayores preocupaciones del profesorado y las familias y exige una respuesta adecuada, proporcional y rápida por parte de todos los miembros de la comunidad educativa. Y esta comunidad la forman profesores, alumnos y sus familias. Todos han de luchar conjuntamente contra al acoso escolar. Poco se podrá hacer si las familias de los presuntamente acosados y acosadores no colaboran con el centro educativo y su alumnado.
En la mayoría de los casos de acoso escolar concurren dos circunstancias antagónicas:
Por un lado, la dificultad que tiene el profesorado para detectar acciones o actitudes en sus alumnos que le lleven a identificar indicios de acoso. Y por otro lado, las familias identifican cualquier indicio como acoso escolar hacia su hijo o hija. Es decir, al profesorado casi nada le parece lo suficientemente importante como para hablar de acoso entre sus alumnos y a las familias casi todo le parece lo suficientemente importante para hablar de acoso entre sus hijos. Y a menudo nos olvidamos de lo más importante: el derecho de los alumnos a ser respetados y protegidos especialmente en el ámbito escolar y este supra derecho escolar e infantil engloba al alumno acosado como el acosador o acosadores.
La mayor dificultad del acoso escolar es identificarlo. Qué acciones y hechos nos llevan a calificar que un alumno se enfrenta a acoso escolar por parte de uno o varios compañeros. La Junta de Castilla y León define el acoso escolar como “la situación de intimidación entre alumnos en la que la víctima sufre por parte de los agresores daños físicos y/o psicológicos, los cuales se caracterizan por la intencionalidad y reiteración en el tiempo. Podemos observar en esta definición de acoso escolar las dos claves definitorias de acoso: intencionalidad y sobre todo reiteración en el tiempo pasado y presente.
Años atrás, el acoso escolar se situaba en exclusiva en los centros educativos durante las cinco o seis horas en la que los alumnos compartían espacios. En la actualidad, con la utilización de aparatos digitales en la que siempre están conectados e interactúan en las redes sociales, un alumno puede sufrir acoso las 24 horas del día y los siete días de la semana. Deberíamos hablar de acoso entre escolares ya que cada vez es más frecuente situaciones de acoso fuera del horario escolar. Y esto es lo que exalta al acoso a uno de los mayores problemas escolares y sociales e implementa la gravedad a límites hasta ahora desconocidos.
Y cuando se identifica un caso de acoso escolar: ¿Qué hacemos, qué debemos hacer? Más allá de los protocolos que colegios e institutos tengan establecidos, hay una medicina infalible que soluciona rápida y eficazmente cualquier situación de acoso: la empatía. Profesores que se ponen en el lugar de padres y madres con hijos acosados y/o acosadores; alumnos acosadores que se ponen en el lugar del alumno que sufre acoso; y padres y madres que se ponen en la piel de la otra familia. La empatía es la única medicina capaz de solucionar la mayoría de los casos de acoso escolar y social. El problema surge cuando una de las partes (especialmente el agresor) no quiere o no es capaz de ponerse en la situación del otro. Y esto cada vez es más frecuente debido a la súper protección familiar y escolar que los niños gozan de instituciones y familias.