lunes, 14 de mayo de 2018

50 rosas


Una noche de primavera con flequillo en un andamio de moda.
El olor de la primera casa en una batalla de clavos.
Los incontables aviones desde la arena de Mallorca.
Los pantalones encogidos un día antes del día.
Un 124 cansado que cambió la primera noche en la fiesta del pueblo.
Un concierto de Mecano que nunca llegó.
Los minutos de espera en la corbata. (ahora sería pajarita)
Noches de fiesta con final en un camping coyantino.
Mucha policía en un rodeo de moda.
Una llamada de teléfono con lotería de trabajo.
Las primeras olimpiadas en Sabarís.
Esa foto juntos coa la bolsa en el Monte Santa Tecla.
Las lagrimas infinitas por un amarillo con gafotas encantador.
Un cactus como regalo fallido.
Los lloros de una mochosa caprichosa convertida en princesa.
Los paseos a dos manos para poder estudiar un futuro.
Un verderón que sembró de desconfianza la confianza.
Los cubalibres de desayuno en el Caribe.
Las risas que pasamos con un pedo gallego.
Las miles de fotos en cualquier sitio.
Los incontables escalones canarios con bella vista.
Benalmadena beach como primer capítulo.
Un apartamento con cara de obispo como primera inversión.
Un golfo blanco que todavía sale de fiesta sin batería.
Algún chupito de manzana verde antes del butano.
Los colores de Heidi marcados en la cara.
Los vientos de Lanzarote como compensación.
Los momentos infinitos bajo tierra iluminados con vino.
Las frías fiestas del pueblo, de uno y del otro.
La primera cena en una granja en forma de restaurante.
Los besos rodeados de abrazos.
La niña de carnaval disfrazada de vieja.
Los repentes heredados y siempre perdonados.
Los viajes de Laurín y yo.
La elegancia sencilla, discreta y acertada.
El bastón y las muletas dondeapoyarse.
La limpieza y el orden como metodología.
La maestra perfecta para todos los colegios.
Nuestra tortilla de los miércoles.
La pena que quedó en un pueblo zamorano.
Los carteles de Hernani anunciando una oreja.
Holanda como país distinto a mi País Leonés.
Los burros de playa cuando duplicamos el dos.
Comuniones responsables llenas de ilusión.
La vida real que tanto me costó aprender.
Un primer anillo bañezano.
La memoria de todo lo que no recuerdo.
El esquí que siempre decimos y pocas vamos.
El baile del sua sua veinte años antes.
Las infitas rosas que nos quedan juntos.

               ¡ F E L I Z I D A D E S !

lunes, 23 de abril de 2018

Autonomía País Leonés



Pasan los años y los que estamos nos hacemos viejos sin darnos cuenta y está artificial comunidad autónoma se impone a un sentimiento cada día más difícil de expresar e incluso de explicar. Poco a poco vamos dejando hacer: por desidia, por cansancio, por inoperancia, por hastío por cualquier cosa. La madre de todos los Reinos se deja llevar porque ha envejecido tanto que ni siquiera el señor de Benavides que la parió en vientre ajeno la conoce ya. Sin apenas oro negro, sin vacas, sin ovejas, sin tierra, sin esperanza; León, Zamora y Salamanca se dejan morir en los brazos de una madrastra que nunca nos quiso, que sólo nos posee a conveniencia de unos pocos que se convierten en muchos al son de un salario mensual. Tristes nos esperan los días en los que nuestros hijos e hijas se vayan a vivir a otros mundos lejanos donde el frío invierno es áspero y tedioso, donde no encontrarán vinos con tapas, bullicio en los bares, donde no habrá más que recuerdos lejanos de un cielo azul brillante entre carámbanos y nieve. Como dirían en mi pueblo y en otros muchos: “entodavía estamos a tiempo de vivir nuestro sueño, de despertar del letargo al que nos someten politiquillos interesados en mantener sus propios intereses”. Estamos a tiempo y somos libres de soñar con un País Leonés lejos de castillos ajenos en los que nunca hemos buscado refugio.
Porque hoy el País Leonés ha de rugir más fuerte que nunca. Porque León, Zamora y Salamanca es nuestro sentimiento, nuestra esperanza. Porque somos leoneses. Hoy más que nunca: 
¡VIVA EL PAÍS LEONÉS!